domingo, 29 de diciembre de 2013

Clase con alma vs Clase sin alma

En esta primera clase, aprendimos la diferencia entre lo que es disfrutar enseñando y lo que no.
Se ve claramente como cuando tu disfrutas con tu trabajo, tus alumnos lo perciben y es mucho más fácil que adquieran los conocimientos.
Intentas que tus alumnos aprendan sea como sea, das tus clases de forma amena, poniendo ejemplos de toda clase, con situaciones de la vida real, de forma tangible, algo cercano para ellos, de manera que les sea fácil poder entender lo que intentas explicarles.
En cambio, cuando realmente el ser maestro no es tu vocación, lo demuestras desde el primer día, no llegas a entenderte con tus alumnos, no te importa si aprenden o no… En definitiva, estás haciendo algo que no te gusta, y el resto te da igual.

La reflexión que saco de ambos vídeos, es que cuando haces algo con ilusión y porque te gusta, resulta mucho más fácil tanto para ti, como para el público que tienes enfrente, y no te supone ningún esfuerzo. Se trata de inculcar a nuestros pequeños esa filosofía, hacer las cosas con ilusión y motivación, siempre será más reconfortante que si las haces sin ganas.

A continuación dejo una imagen que resume perfectamente esto que acabo de contar…



Al finalizar la clase, hemos echado la vista atrás para recordar a alguno de nuestros profesores que nos dejaran huella, tanto por algo bueno como por algo malo, y es cierto que siempre recuerdas a aquellos que por bien o por mal te sirvieron de lección en tu vida. De los que pasaron por tu vida sin pena ni gloria, no recuerdas ni su nombre, y eso es algo que nunca me había parado a pensar hasta el momento de esta clase, que fue donde me aprendí qué maestra quiero ser.

Para finalizar, pondré una frase de Carl Gustav Jung, la cuál una vez que la leáis, veréis cuánta razón tiene.

"Uno recuerda con aprecio a los maestros brillantes, pero con gratitud a los que tocaron nuestros sentimientos". 


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